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Carolina Ullilen Marcilla,Especialista en Ergonomía y Factores Humanos
Un cliente del sector de minería no metálica implementó un software de inteligencia artificial para “agilizar” las evaluaciones ergonómicas en operaciones de chancado y clasificación.
La promesa era atractiva: análisis remoto de videos y reportes automáticos con indicadores de posturas y movimientos. Pero algo no cuadraba. Al revisar los casos, el diagnóstico de “riesgo medio” del software no coincidía con las lesiones reales: lumbalgias, desgaste de hombros y trastornos de muñeca.
El promedio ofrecía tranquilidad estadística, no comprensión real del trabajo.
Transformación desde la ergonomía
La observación directa permitió rediseñar procedimientos de despeje, ajustar la altura de tolvas y proponer un sistema mecánico para cargas irregulares. Las mejoras no nacieron de un promedio: nació de comprender la sobrecarga en su origen.
Aprendizaje clave
La IA es un apoyo valioso en lo rutinario y estandarizado. Pero en minería no metálica —como en tantos otros sectores donde lo imprevisto es parte de la jornada—, la ergonomía exige presencia en campo.
En nuestro equipo usamos IA, muchas veces. Incluso contamos con un matemático y ergónomo que la trabaja a fondo. Pero la premisa sigue siendo la misma:
Primero comprender para transformar. Solo así la tecnología potencia, y no al revés.