Entrevistas

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10-Ago-18
Salud Mental en el Trabajo: La Depresión
Salud Mental en el Trabajo: La Depresión

Especialista entrevistado: Dr. Jorge Elías Cabello, Médico Psiquiatra, especialista en Salud Mental.

Entrevista realizada porMSc. Ing. Ergónoma Carolina Ullilen Marcila, Consultora y Docente en la Universidad Nacional de Ingeniería.

Dr. Jorge Cabello

1. ¿A qué tipo de personas en el trabajo puede afectar la depresión? ¿la depresión es más frecuente en mujeres, hombres jóvenes o adultos?

Respecto a qué tipo de personas le puede dar depresión en el trabajo y en quienes es más frecuente, podemos decir lo siguiente:

A cualquier persona le puede dar depresión en el trabajo o en cualquier otro ambiente o circunstancia. No obstante, hay personas predispuestas, biológica o genéticamente; entonces hay personas que pueden hacer cuadros depresivos, y ese estado patológico lo van a expresar en donde quiera que estén. En este caso, la depresión es exógena al medio laboral. En general se considera que la depresión tiene una alta prevalencia, a nivel mundial, regional y en el Perú, puede ser una de las principales causas de morbilidad. Si la persona tiene una depresión y pertenece a la población laboral (sea formal o informal), los síntomas los va a presentar en su casa, en su trabajo y en donde se encuentre.

En otros casos la depresión puede tener como desencadenante, alguna condición que surge en el ambiente laboral (siempre en personas predispuestas) y en otros casos puede existir una depresión reactiva, en una persona aún sin tener predisposición o antecedentes personales o familiares, es decir le puede ocurrir a cualquiera que esté sujeto a condiciones o factores que pueden ser causantes o desencadenantes (y que se originan en el centro laboral), en los casos de cuadros depresivos reactivos (depresión reactiva y episodios aislados de depresión reactiva) que clínicamente pueden ser leves moderados o severos, que duran al menos dos semanas y que dificultan la actividad o el rendimiento social, laboral o doméstico de la persona, incluso académico (cuando el trabajador a además estudia). En estos casos sería una depresión endógena al ambiente laboral. Los factores o condiciones que pueden precipitar estos cuadros depresivos, que se originan en el medio laboral se relacionan, al estrés laboral, el mal clima laboral, la corrupción generalizada, las malas condiciones de trabajo, al síndrome de burnout, el mobbing o acoso laboral y el acoso sexual (más frecuente en contra de las mujeres y de los jefes hacia las mujeres subordinadas), la alta siniestralidad laboral, la inestabilidad laboral, y los trabajos informales (que no respetan horarios, turnos, ni condiciones de trabajo mínimamente satisfactorias) y marginalidad laboral (en el Perú se han reportado hasta casos de semi esclavitud, laboran más de 12 horas al día y están encerrados en contenedores y le pagan salarios por debajo del mínimo legal, y lo más grave haciendo trabajos ilícitos y en condiciones ambientales insanas y con riesgo real de muerte).

Hay que tener en cuenta que los trabajos en los cuales hay turnos que afectan el ritmo circadiano sueño vigilia, (personal asistencial que hace guardias, retenes o turnos nocturnos, trabajadores de fábricas, personal policial, etc.), la prevalencia de depresión puede ser mayor. Así mismo los trabajadores que laboran directamente con los clientes o usuarios y en donde hay una intensa interrelación y atienden demandas de servicios que implica conocer la intimidad del otro, el dolor, la enfermedad, sus emociones más intensas, etc., hay mayor incidencia de depresión en el trabajador. (incluye no solo trabadores de salud, también profesores de colegio que son mal pagados, maltratados y en donde existe altos grados de conflictividad interna y externa que los lleva a frecuentes paros y huelgas, pero a la vez, ellos son los primeros que se enteran del drama familiar, del abuso infantil, de las agresiones sexuales a los niños por parte de sus ascendientes y padrastros y otras figuras parentales, de su hambre y carencia de recursos), de manera que el conocimiento de los determinantes de la salud, es lo más importante si se quiere incidir a nivel macro en el afronte de este problema de salud.

En general la depresión es una entidad nosológica más frecuente en adultos y mucho más frecuente en mujeres. Es lógico, que cuando se presenta en el medio laboral también es mucho más frecuente en mujeres, que en hombres.

La Organización Panamericana de la Salud (“Depresión y otros trastornos mentales comunes. Estimación sanitaria mundial” año 2017) considera que una prevalencia para depresión de 4.4% para la población mundial (5.1% para mujeres y 3.6% para hombres). Para el Perú se considera una prevalencia de 4.8% con un total de 1, 443, 513 casos, ello implica un porcentaje de todos los años vividos con discapacidad de 9.7%. Esa casuística no está reflejada en las estadísticas oficiales del Ministerio de Salud ni de ESSALUD ni en los principales prestadores de atención de salud, a consecuencia de un subregistro, (se diagnóstica menos de lo que realmente ocurre y la mayoría de casos no recibe tratamiento médico), de estigmatización de los problemas de salud mental y de la tendencia a considerar un solo diagnóstico principal, prevaleciendo los de naturaleza somática u orgánica. Hay que tener en cuenta que el paciente puede venir con otras co-morbilidades asociadas como el alcoholismo, estrés y ansiedad, además de las patologías con gran somatización que encubren la depresión, así como los daños ocasionados en el trabajo asociadas a la lesión y la incapacidad de los miembros inferiores y la visión principalmente. De hecho, la depresión representa una alta carga de enfermedad en nuestro país y a nivel mundial es el mayor factor o primera causa que contribuye a la pérdida de salud sin consecuencias mortales. Pero no sabemos con certeza, no hay estadísticas ni investigaciones consistentes que nos digan la prevalencia o incidencia de depresión endo laboral de manera específica o por lo menos de la depresión reactiva, a un factor que nace directamente del medio laboral.

2.- Según su experiencia ¿Cuáles son las principales causas por las cuales una persona puede caer en un estado depresivo en una organización?

Según lo señalado precedentemente. No tenemos estadísticas contundentes, de depresión en una organización, como lo hay en otros países, en donde se han hecho estudios específicos contundentes.

Si nos atenemos a las estadísticas sobre enfermedades, daños y accidentes laborales, la pérdida de la función psicomotriz o su merma a nivel de miembros superiores e inferiores, a la afectación de la visión y el trauma cerebral serían las principales causas de depresión endógenamente laboral. No obstante, las asistentas sociales de las empresas, acuden a los servicios llevando pacientes que se han puesto mal de manera aguda o crónica (reagudizada) generalmente por cuadros psicóticos, y por alcoholismo que afecta o impide un adecuado rendimiento laboral, pero con menos frecuencia solicitan o tramitan consultas para pacientes por depresión.

Cuando el paciente va por sus propios medios (o en compañía de un familiar) la primera causa o problema de salud mental que se ve en la consulta ambulatoria de psiquiatría relacionada al trabajo es por cuadros de ansiedad asociado al maltrato laboral, acoso y estrés laboral por malas condiciones de trabajo, algunas veces cuadros ansioso- depresivos. Cuando más precario es el ambiente laboral, mayor es la incidencia de cuadros ansioso - depresivos. Cuando peor es el clima laboral, la incidencia de cuadros ansioso – depresivos se incrementa.

El perfil epidemiológico laboral, en nuestro medio estaría relacionado un tercio a lesiones músculo esquelética, un tercio a lesiones sensoriales (principalmente del oído interno, disminución de la audición y en menor proporción el ojo, por lesiones de conjuntivas) y el resto asociado a problemas de estrés, ansiedad y cuadros ansioso depresivos y problemas cutáneos (dermatitis).

Las actividades económicas en donde se presentan mayores patologías laborales en general son: 1° la minería, 2° Construcción civil 3° Las actividades de salud, 4° la fabricación de productos metálicos, 5° la industria textil, 6° la industria de madera, 7° la industria química y 8° la pesca.

Como dijimos las actividades laborales en donde el trabajador tiene contacto directo con la problemática del usuario del servicio, de su padecimiento y dolor, los riesgos de hacer depresión son mayores y no afecta por igual a un grupo o a quienes realizan una actividad determinada, así en el personal asistencial, enfermeras, médicos, psicólogos, asistentes sociales, residentes de medicina, que laboran en servicios o unidades de servicios clínicos de plásticos y quemados, emergencia, unidades de cuidados intensivos, cuidados intermedios, psiquiatría, neonatología, cirugías especializadas, oncológicos entre otros, tienen más riesgo de depresión, en relación a sus colegas que laboran en otras áreas.

La depresión, como toda enfermedad tiene componentes bio psico sociales, en esas actividades económicas se van a presentar una mayor incidencia de depresión en general, además por ser labores de mayor riesgo en general; los trabajadores de esos rubros tienen menores tasas de sobrevivencia comparados con la población en general y menores en relación a otros grupos laborales y tienen mayores tasas de morbilidad y mayores riesgos de separaciones y divorcios (que también son precipitantes o agravantes de los cuadros depresivos).

Por mi parte, he detectado 20 condiciones principales que son depresógenas o ansiógenas para el trabajador en muchas organizaciones:

1.- Estímulos, reconocimientos y recompensas ausentes o insuficientes.

2.- Trato desigual y discriminatorio.

3.- Insuficiencia de recursos (equipos, instrumentos o materiales en cantidad y calidad adecuados para trabajar).

4.- Poca colaboración de los compañeros de trabajo.

5.- Los instrumentos de gestión son deficientes y no están socializados.

6.- No hay espacios para la creatividad y para ser proactivos.

7.- Existen nulas posibilidades para el ascenso económico y social vía el trabajo honesto.

8.- Existe una deficiente comunicación en general y escasos canales de participación.

9.- Existe deficiente capacitación o ésta es simbólica.

10.- Falta de liderazgo, autoritarismo, verticalismo.

11.- No hay trabajo en equipo.

12.- La información no es confiable.

13.- Hay muchas "bolas", rajes y chismes.

14.- Hay corrupción, padrinazgos y “argollas”.

15.- Está bloqueada la carrera laboral o no hay escalafonamiento.

16. Hay mucho reciclaje, bloqueos, interrupciones y tiempos muertos en los procesos de producción.

17.- Hay temor y desconfianza, a "estar en la mira" y al abuso del poder.

18.- Hay apatía. No hay entusiasmo en el trabajo.

19.- Falta de realismo. (muchas cosas se hacen fuera del marco de realidad, fuera de lo lógico, a alto costo, muy mal hecho e inclusive sin mínima crítica)

20.- Frustración crónica, fatalismo y conductas obstruccionistas.

Insistimos que esas condiciones no van a ser causas “per se” de la depresión, pero corresponden a factores de riesgo, que impactan como componentes psicológicos y sociales, con mayor razón si esas condiciones se mantienen por largo periodo de tiempo.

3.- ¿Existe alguna manera de identificar que una persona está pasando por un estado depresivo?

La depresión puede ser en términos generales leve o episodio depresivo leve, episodio depresivo moderado o episodio depresivo grave (con o sin síntomas psicóticos). La persona con depresión tiene básicamente tristeza o humor depresivo, pérdida de la capacidad de disfrute y disminución de su vigor psicológico, disminuye su atención y concentración, presenta baja autoestima y sentimientos de culpabilidad, fatalismo y pensamientos negativitas. Se afecta biológicamente el apetito, el sueño, la libido.

A nivel de la comunidad, la red primaria de la persona es la primera que se da cuenta, que la persona ha disminuido su ritmo vital o el mismo afectado manifiesta que no se siente bien, pero en general no se le da la importancia debida. Las formas moderadas o graves suelen ser más sintomáticas, y no sólo priman las manifestaciones psicológicas internas (tristeza patológica, sentimientos de inferioridad o incapacidad etc.) sino que en su medio se le puede observar lloroso, ensimismado, retraído, afectado y con merma o disminución de su rendimiento social, laboral, doméstico o académico, según sea el caso, otras veces se duerme en el trabajo, lo que no hacía antes (porque ha invertido su ritmo circadiano por el insomnio, o porque se auto medica con ansiolíticos). Puede existir una reacción de los compañeros o amigos al notarlo deprimido, pero en general cuando el paciente está en un medio laboral, no hay una respuesta organizacional para el afronte del problema del trabajador, por lo que es la familia generalmente la que lleva al paciente a la consulta privada o al servicio de salud público.

La manera de detectar la depresión es clínica, se basa en la entrevista clínica, también existen test o inventarios para detectar la enfermedad (Inventario de síntomas depresivos, inventario de depresión de Beck, Mini Mental -  Depresión, etc.) entonces resulta fundamentales los criterios clínicos que el médico general (en donde no hay psiquiatras) o el médico psiquiatra van a considerar para diagnosticar la depresión, (según los criterios de la X Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud) ello implica la elaboración de una historia clínica, de un examen mental y de exámenes auxiliares. Queremos decir que el profesional idóneo para detectar o diagnosticar la depresión es el médico psiquiatra o el médico general capacitado para su afronte a nivel de la atención primaria de salud. Pero ello no quiere decir que muchos casos no puedan ser detectados por la comunidad en general (incluye el medio laboral) sobre todo cuando la sintomatología es muy manifiesta o cuando exista un servicio médico o un médico de personal en el centro laboral o cuando en los exámenes programados o pre vacacionales, se detecten en test o cuestionarios de screening, algún síntoma de depresión, éstos cribados pueden incluso ser preventivos.

En relación a la depresión reactiva, cuando ésta se asocia a un estresor laboral suele haber una relación inmediata y contigua de la presentación del cuadro clínico con el estresor laboral que lo desencadenó. Esos estresores pueden ser amenaza de despido, o riesgo o posibilidad de que ocurra, o el inminente y real despido, chantaje, sobre presión laboral (el trabajador dice que a diario le dicen quiero que presentes tu trabajo “para ayer”), la descalificación continua del trabajador, el maltrato delante de terceros, el acoso laboral, los descuentos injustificados en su salario, el sobre control injustificado de sus tareas y desplazamientos dentro de su ambiente laboral, (los controlan hasta para ir al baño), en algunos hospitales o asociaciones público – privadas, cada trabajador desde el vigilante hasta el médico tienen un dispositivo electrónico, que detecta sus más mínimos movimientos (desde que entra al baño, a la cafetería, los pasadizos, o si sale de su ambiente laboral, además como en otros centros está vigilado por cámaras de seguridad que afectan su intimidad); el no considerar la problemática familiar del trabajador (sobre todo cuando tienen hijos menores, su pareja o padres enfermos o incapacitados).

Por supuesto cuando la depresión es reactiva a un evento laboral (lesión, accidente o daño), la gravedad dependerá de la magnitud de las secuelas o evolución del padecimiento o de la idea o temores que surgen de ellos, por ejemplo un accidente laboral de un profesional asistencial (hincarse con una aguja contaminada o pincharse en una cirugía de un paciente infectado o VIH positivo, va a afectar psicológicamente muy intensamente al trabajador, y una de las posibilidades es que curse con depresión, puesto que por más que reciba tratamiento profiláctico oportuno, - si lo recibe- vivirá un periodo de gran desasosiego y estrés.

En un sentido clínico la X Clasificación Internacional de Enfermedades, considera, los siguientes criterios de detección: “En los episodios depresivos típicos el enfermo que las padece sufre un humor depresivo, una pérdida de la capacidad de interesarse y disfrutar de las cosas, una disminución de su vitalidad que lleva a una reducción de su nivel de actividad y a un cansancio exagerado, que aparece incluso tras un esfuerzo mínimo. También son manifestaciones de los episodios depresivos:

a) La disminución de la atención y concentración.

b) La pérdida de la confianza en sí mismo y sentimientos de inferioridad.

c) Las ideas de culpa y de ser inútil (incluso en las episodios leves).

d) Una perspectiva sombría del futuro.

e) Los pensamientos y actos suicidas o de autoagresiones.

f) Los trastornos del sueño.

g) La pérdida del apetito”.

Lo que corresponde al medio laboral o la organización es derivarlo al médico de personal o con la ayuda de la asistenta social o psicóloga si los hubiere, referirlo al especialista o al centro asistencial de su adscripción (o más cercado al domicilio o al centro laboral del trabajador).

Imagen: https://www.priorityrecruitment.co.uk/blog/

4.- ¿Cómo la depresión en un trabajador debe ser tratada o atendida en una empresa? ¿Qué tan importante es el apoyo de sus compañeros?

“Según Alonso Fernández, podemos decir que 5% de la población occidental padece permanentemente depresión, aunque sólo se alcanza diagnosticar el 40% de las depresiones y las tratadas no pasan del 20% (90% de estos casos son tratados por el médico general y sólo un 10% es tratado por psiquiatras”). (“La depresión laboral en el sector de la construcción: el caso de la empresa Brique en Brasil y el caso de la empresa Barcon en España” Sarah Marques Macêdo).

En el Perú Según la psiquiatra María Flores, “del 1'700,000 pacientes con un cuadro depresivo que existen en el país, 365 mil están en Lima y de este total, el 65% no busca ayuda” (“Perú 21” 17-04-2017).

Los centros laborales deben contar con psicólogos y médicos de personal para la atención de los problemas de salud de la población laboral, así como también debe contar con el apoyo de una Asistencia Social, para el apoyo operativo del personal que se encuentre enfermo. Un trabajador con depresión, a nivel laboral va a presentar una disminución en su rendimiento laboral, una disminución en su atención y concentración que según sus labores se puede tornar más riesgosas de lo que son, algunas veces se muestra irritable o muy reactivo lo que también influye en el rendimiento laboral, de manera que esos aspectos que son de importancia médica, también lo son en el aspecto laboral y la organización debe evaluar las causas de disminución del rendimiento habitual o el incremento de errores, incidentes y accidentes (que bien pueden relacionarse a las alteraciones del sueño, la falta de concentración o de vigor psicológico, y  a la automedicación o tratamientos empíricos). De presentarse, los responsables o el jefe inmediato deben derivarlo al médico de personal o a la asistenta social, el objetivo final debe ser que sea visto por un médico psiquiatra o que haga uso de su derecho a la atención de salud a través del seguro al que está adscrito. Reitero que el profesional idóneo para tratarla es el médico psiquiatra, o a nivel de la atención primaria o donde no hay psiquiatras, el médico general, el médico integralista o el médico de familia, capacitados, deben ser quienes brinden el tratamiento inicial, para finalmente referirlo al psiquiatra.

Los compañeros de trabajo sólo deben sugerir al afectado que busque ayuda especializada y ser comprensivos y tolerantes de su condición, escucharlo y persuadirlo para que busque ayuda profesional o comprometerse a acompañarlo si el afectado lo acepta. Los compañeros de trabajo que tiene función directriz son responsables de disponer de mecanismos de cribado previo para detectar, problemas en la salud mental de sus trabajadores (vía los programas de bienestar de personal y del control pre y post vacacional, y los controles ocupacionales que exigen las normas específicas) y si se detecta alguna morbilidad, deben contar (según el tipo y tamaño de la organización) con un servicio médico y con asistenta social, así como un trabajo de coordinación con su centro de salud o con su aseguradora o con su IPRESS (Programas de chequeos).

El consuelo, el escucharlo, el ser asertivo y colaborador, el apoyo psicológico de la red laboral es bueno, pero lo más importante para tratar el problema de fondo, es saber que la depresión implica alteraciones a nivel cerebral relacionado a neurotransmisores que se alteran (principalmente la serotonina, aunque también la noradrenalina y la dopamina), y cuya fisiología óptima mejora con antidepresivos (agonistas de dichos neurotransmisores) que actúan a dicho nivel, la psicoterapia a cargo del psiquiatra y de otros profesionales que coadyuvan al tratamiento.

Todos los trabajadores deben ser sensibilizados y concientizados, sobre la importancia de mantener una buena salud mental, de mantenerla y de afrontarla sin prejuicios, sin demoras. El objetivo es que el afectado de cualquier problema de salud, concurra al servicio de salud y sea tratado médicamente, lo que resultará altamente costo efectivo, para todos, para el trabajador, su familia y la organización.

 

5. Considera que en el Perú ¿Un trabajador que sufre de depresión es diagnosticado oportunamente?

En general si nos atenemos a los datos de prevalencia de depresión antes citados (4.8%) en el Perú existirían aproximadamente 1 millón y medio de personas con este problema de salud. Pero para el afronte adecuado se requiere servicios de salud mental y personal especializado, resulta que lo que más escasea en el Perú son los servicios de salud mental y los psiquiatras. Más del 80% de los recursos para la atención de salud mental están en Lima, y son insuficientes para la población capitalina. Existen 4 o 5 centros que atienden emergencias psiquiátricas en todo el país. Existen aproximadamente 500 psiquiatras que laboran asistencialmente a nivel nacional.

El Perú tiene un serio problema de salud, en casi todo brinda coberturas sub óptimas (debajo del rango de 10% a 20%) es decir de cada 100 personas que tienen un problema de salud sólo 10 lograrían atenderse y tratarse adecuadamente, excepto en inmunizaciones en la infancia. En el tema de salud mental ocurre lo mismo. La mayoría de personas que padecen de depresión, van a hacer la evolución natural de la enfermedad, en los casos graves acaban en suicidio, en otros en gran incapacidad social y laboral. La gran mayoría no busca ayuda profesional - recurren a las auxiliares de las farmacias privadas, quienes dan todo tipo de medicación sin receta médica (las cadenas de farmacias que monopolizan la venta de medicamentos hacen o permiten el ejercicio ilegal de la medicina de manera generalizada, ante la falta de ejercicio de la autoridad de salud), la medicina tradicional, brujos, curanderos, chamanes o sólo reciben el apoyo de su red familiar. Lo concreto es que, si la mayoría no acude a un servicio de salud, la mayoría no va a ser diagnosticado ni tratado oportuna y adecuadamente, o va ocurrir un retraso en el tratamiento, con el consiguiente mayor costo psicológico, social y económico.

Si partimos de la hipótesis que entre un 10% y 25% de personas que tienen depresión acuden a un servicio de salud o médico especializado. El otro problema es que no todos van a ser tratados o va a tener un tratamiento completo, este grupo también va a ser minoritario. No va a existir la adherencia adecuada, por los costos del tratamiento, que son altos, por los efectos colaterales de la medicación (aun cuando son manejables), por un pobre apoyo familiar o por las limitaciones psicológicas del paciente. Los seguros privados excluyen usualmente las patologías mentales de sus coberturas. Incluso en el sistema público se excluyen las atenciones por intento de suicidio (cuya principal causa es la depresión).

El trabajador con depresión, va enfrentarse a la misma realidad que todos, la insuficiente cobertura, los costos y la carencia de recursos en general. Pero Cuando manifiesta un episodio depresivo, lo común es que sus compañeros, sólo murmuren, muy excepcionalmente, alguna persona íntima le dice que lo ve mal y que debería recurrir a un especialista. Los responsables de una organización por lo general no tienen ninguna respuesta a los problemas de salud del trabajador. El tema de la salud ocupacional es incipiente en el Perú y se centra en las lesiones traumáticas, además cubre el mundo laboral formal que representa un 21% o a lo mucho un 25% del universo laboral.

En Europa desde hace ya muchos años, se ha incluido el síndrome del quemado y el mobbing y hay programas preventivos para detectar periódicamente la salud mental de los trabajadores.

Quisiera disgregarme un poco, para acotar algo que he observado en 32 años de vida profesional como médico. El centro laboral puede ser ansiógeno y depresógeno y contribuye  a expresar la depresión, es decir a desencadenarla, a ciclarla (repetirla) y a intensificarla, cuando existe fundamentalmente un mal clima laboral, desorganización, acoso, psicopatización de cuadros directivos (que actúan delictivamente por años, como ocurre con jueces, fiscales, presidentes, congresistas y  funcionarios en general en muchas instituciones) y corrupción endémica y las principales manifestaciones del trabajador afectado no son clínicas, digamos son pre clínicas o corresponden a conductas que tienen efectos primariamente en el aspecto económico, social, laboral y finalmente en la salud mental: tales como Aburrimiento, indiferencia, ambivalencia, temores infundados, irritabilidad y hostilidad relacional, conflictividad por causas nimias, pérdida de interés, pérdida de la eficiencia, envidia muy llamativa, incapacidad para tolerar, pesimismo crónico, fatalidad de perspectiva o fatalidad a largo plazo, creencia que todos son ociosos, que todos son corruptos que nada vale la pena, sentirse fracasado laboral y socialmente, somatizan (principalmente con cefalea y dolores osteomusculares, gastritis y diarreas), desinterés, absentismo y presentismo.

Algunas veces, el trabajador labora más de las horas a las que está obligado, pero por temor a ser despedido o ser mal visto, porque los demás también se quedan o porque le dicen “tú eres el único que te vas temprano”, se quedan con el riesgo de tener una muy baja productividad general, hacer presentismo que es el mayor mal en una organización. Una variedad de ese presentismo es la “adicción al trabajo” aquí el trabajador se queda más de lo que está obligado, es productivo aceptablemente durante un tiempo y finalmente se derrumba y es una carga.

Todas estas condiciones no son necesariamente clínicas, pero cuando uno ve a un paciente deprimido y que está en su etapa laboral, frecuentemente dice que trabajaba demás, por las puras y que por ello tenía problemas conyugales, de pareja, sexuales y emocionales.

Por eso he dicho, cuidado con los que se quedan en su centro laboral, después de las horas a las que están legalmente o por contrato obligados, ya tiene un problema de salud mental, lo van a tener o algún familiar del trabajador ya lo tiene o lo va a tener, el trabajador muchas veces “contagio” su patología a sus familiares o con quien vive.

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